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Desde lo fisiológico, y por causa de la enfermedad, el cartílago de las articulaciones se desgasta, ocasionando los síntomas ya mencionados. De esta manera, hasta la tarea más sencilla puede convertirse en una verdadera tortura debido a las limitaciones asociadas.

La OA se relaciona, además, con problemas de comorbilidad como la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares, entre otros.

Es importante que las personas sepan que la osteoartritis no es una patología lejana ni vinculada exclusivamente a la vejez. La realidad es que con el incremento de las expectativas de vida, el sedentarismo y las actividades físicas exageradas, se han detectado casos de este malestar en grupos de riesgo de menores edades, como las mujeres postmenopáusicas, los deportistas e, incluso, los jóvenes.

Estudios de prevalencia registrados en la Revista Colombiana de Reumatología y basados en el cuestionario Community Oriented Program for Control of Rheumatic Diseases (COPCORD), adaptado para Colombia, arrojaron los siguientes resultados:
– Se entrevistaron 6.693 personas.
– 48 por ciento reportó dolor no asociado con trauma.
– Las rodillas (35 por ciento), las manos (26 por ciento), la columna lumbar (20 por ciento) y los hombros (16 por ciento) fueron los lugares de manifestación más frecuente de molestias.
– El malestar musculoesquelético no específico, la osteoartritis, el síndrome de dolor regional apendicular y la lumbalgia no inflamatoria fueron las enfermedades más prevalentes.
– La artritis reumatoide y la lumbalgia crónica inflamatoria fueron las condiciones inflamatorias más comunes.

Todas estas condiciones evidencian que la OA requiere de una mayor atención por parte de individuos de todas las edades.

Tratamiento bajo control

Aunque no existe una manera de curar o revertir la osteoartrosis, sí es posible ayudar a disminuir el dolor y la rigidez muscular, y mejorar el movimiento y la funcionalidad articular. Para eso, es fundamental controlar el sobrepeso y hacer el ejercicio adecuado.

Además, existen técnicas como la viscosuplementación, aprobadas por guías internacionales, que consisten en la colocación, a nivel de la articulación de la rodilla, de derivados de ácido hialurónico, una sustancia que se encuentra en forma natural en el líquido de las articulaciones y que ayuda a lubricar y amortiguar la misma.

De igual forma, como la OA afecta, principalmente, el cartílago de las articulaciones, adoptar una rutina física correcta ayuda a cuidar esta almohadilla natural de colágeno. Es importante enfatizar que no usar las articulaciones las vuelve más rígidas, gradualmente difíciles de mover y propensas a la degeneración.

Un programa adecuado de ejercicios, de acuerdo con la Asociación Colombiana de Reumatología, trae importantes beneficios, como:

• Mejorar el movimiento.
• Fortalecer los músculos para estabilizar mejor las articulaciones.
• Mejorar la calidad del descanso durante el sueño.
• Fortalecer el sistema cardiovascular y pulmonar.
• Mejorar la condición física.
• Controlar el peso.
• Mejorar la apariencia personal.

Ese programa de tratamiento para los pacientes debe tener seguimiento médico profesional, ya que dependerá de la severidad de la enfermedad, el nivel de afectación de las articulaciones, síntomas y problemas médicos asociados o no.

También, se tienen en cuenta edad, ocupación de la persona y actividades cotidianas que adelanta.

Fuente: El Tiempo

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